domingo, febrero 28, 2010

liberando culpas

Pensé más de lo que hubiera querido en escribir este post, y lo escribo aquí porque así me da un poco más de tiempo en pensar cosas optimistas y no en que simplemente ya no lees mis correos, para a lo mejor darte un pretexto y liberarte de la tensión de escribir un reply, espero no te moleste, además sólo tú y otros dos leían esto, ni es público ni privado.
No lo quiero hacer más grande de lo que es, en realidad la había pasado muy bien, te y me estaba haciendo caso, ya había pasado mes y medio sin que te pensara, sin que platicara, cometara o meditara, fue mi conciencia la que me traicionó y llevo ya dos semanas que casi diario te sueño o recuerdo, de hecho me ha atormentado un poco, y lo he tenido que platicar y comentar y no me han gustado las opiniones ni los consejos...
y entonces me decidí a escribirte, sinceramente, así, como la anita real, la borracha, la insegura, la inexperta, ignorando lo que me dicen, lo que me recomiendan y lo que yo misma sé que puede ser un error.
Te escribo para pedirte perdón, un perdón que siento lo tengo que hacer y me llena de esperanza pensar que puede combatir tu indeferencia y tus silencios, un perdón no por lo que dije, no por lo que escribí sino por lo que creo que te hice pensar. Tomaré un punto de partida, y será el de malentendidos, no fue un berrinche, no fue tu insistencia, no fue el afán de matar fantasías ni de decepcionarte, no fue para callarte ni para demostrarte nada... quisiera que me perdonaras para entender un poco mis añoranzas, para entender porque sólo tu lenguaje lo entiendo, porque siempre eres el punto de comparación, porque extraño tanto tu amistad, tus comentarios... no quiero tener esta idea de que destrocé todo, de que lo plastifiqué para después quemarlo, ni tampoco le quiero hacer caso a la gente que dice que tú fuiste el que se portó mal, y que no mereces todos mis pensamientos.
Tampoco sufro, amigo mío, no quiero martirizarte, ni tirarme al piso, ni creo que te quieras vengar por algo, porque siento que jamás hice algo terrible para lastimarte, sólo te quiero decir que te quiero, te quiero mucho y que mis sueños han sido hermosos y que a pesar de que el destino, la distancia, las circunstancias y todo lo demás me dice que me calle, necesito pedirte perdón y que me perdones, o que no me perdones, y así pueda yo valorar y comprobar que esto es real y que toda esta tormenta en mi cabeza no es estúpidamente para sólo liberar culpas.

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