No hay otra palabra que te pueda describir mejor, eres un animal.
Ahora agradezco mi educación, mi tuétano, mi templanza, o lo que sea que me permite escaldar un poco más en la evolución. Nunca me imaginé que diría esto pero es verdad, lo siento, y mi adjetivo no es con odio, es simple sorpresa de que haya caído en el baile de cortejo en algún momento y que te viera como algo más.
Por más niña que me vea escribiendo otra vez esto, debo admitir que me dio mucho gusto en un principio ver que lo nuestro había sido real, que no fue vil instinto y que la amistad existe aún, olvidaré tus saltos salvajes, tus gruñidos, tu melena, tus garras aborazadas sin ninguna conciencia del final y me quedaré con el principio de una persona civilizada trabajadora y con una relación estable y feliz. Felicidades.
Encarnar la revolución de los afectos
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Sucede que mientras hablo con las compañeras que más admiro, con
frecuencia me encuentro con una misma historia: hay un hito, el de un amor
lobo con pie...
Hace 3 meses.
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