domingo, abril 29, 2007

Sección "de las pláticas con Don Oscar": poderoso comediante

Don Oscar es una persona brillante, culta, talentosa, de hecho es un investigador que le gusta compartir sus conocimientos tanto científicos como vivenciales.
Don Oscar me platica muchas cosas cada que lo veo, de repente siento que son demasiadas, pero siempre con un toque científico, ayer, por ejemplo, me platicó que él de no ser investigador, hubiera sido comediante, yo en un principio pensé en su terrible necesidad de ser protagonista y ser amado por su público, pero no, en realidad sus intenciones eran mucho más románticas.
Según Don Oscar, la teorìa froidiana del chiste consiste en desconceptualizar una idea que previamente ha sido construida y sorprender al escucha, es decir, cuando el narrador cuenta un chiste, describe y detalla una serie de sucesos o características que guían de cierta manera a un fin lógico y esperado, sin embargo, cuando se llega al final cómico, el narrador cambia por completo la imagen mental que se había generado y desconcierta manifestándose en un principio como silencio seguido por una risa o una carcajada.
Cuando una persona tiene dañada su coteza en un hemisfério y por lo tanto no puede mover todo un lado de su cuerpo, según investigadores y Don Oscar, al pedirles una sonrisa, el gesto es particularmente desagradable ya que sólo la mitad de la boca hace un guiño hacia arriba mientras la otra permanece en su estado flácido y sin vida. Lo interesante y "romántico" de estas investigaciones es que, cuando se cuenta un chiste a estas personas, la sonrisa que reproducen es completa, es agradable...
Las intenciones de Don Oscar de ser comediante, van más allá del ego que nosotros conocemos que se alimenta de los aplausos y reconocimientos, el ego de Don Oscar es el trascender más allá de nuestros sentidos, el de poder ejercer su poder más allá de la corteza, el ser el único responsable de activar esas regiones subcorticales de las cuales no contamos con la capacidad de activarlas por voluntad propia. En realidad los comediantes son muy poderosos... así como Don Oscar.

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